lunes, 3 de mayo de 2010

el celular

Vaya descubrimiento y aporte que se ha hecho a la humanidad con este aparatito. Hay de todos los gustos, estilos. Para que te cuento, hay hasta para chileriar "diamontón". No, si para hacer recuento: hay algunos que tienen hasta dos o tres de estos aparatitos y, para estar atentos dicen: el de la oficina, el de la casa, y el de los otros negocios...

Y ese, es el nuevo comunicador de ahora. El celular. Puchis vos, ese nos ha robado la comunicación entre nosotros. Hemos perdido el dialogo entre nosotros mismos. Estas almorzando y estás mirando cada rato esa babosada, para ver si te llaman o hay algún mensaje…

El otro día me tocó llevar a un señor en el taxi. Mano, desde que se subió estaba con su cel.
- Perame un ratito, dijo. Y me preguntó: ¿cuánto le debo?
- Veinticinco, le dije
Casi me los tira vos y se fue hablando con el otro ¿o la otra? (es que uno ya no sabe mano, como hay pa todos los gustos). Así es la vida en el taxi, te encontrás con gente que te va hablando en el trayecto: te cuenta sus cosas, te hablan de la situación jodida del país, o por hablar de algún tema interesante. Yo siempre aprendo de ellos, pero también aprendo de los que van colgados de su celular. Vieras, las charadas que se oyen.

Mi jefe me pidio el otro día que fuera a traer un carro a cobán. Me fui en la camioneta pues, y sentado dije, "qué chilero porque ahora si me toca ver este paisaje" y el que iba al lado mio, un patojo, pero bien patojo vos; Desde que se sentó, se acomodó y guiri, guiri, guiri, guiri, en el cel. Por lo que entendía iba hablando con una chava. Le decía a ratos "perame" y contestaba otra llamada: "simón, Sí vos, voy para allá, te llamo cuando llegue"… y luego regresaba a la otra llamada: pues sí, me decías… guiri, guiri, guiri. Llevaba dos celulares, cuando se le terminó la carga de uno, le cambio la tarjeta (el chip, pues) y siguio hablando...

Puchis vos, sin mentirte, en todo el camino se fue hablando. (Xdiosito) "Pordiosito". y se bajó todavía hablando.

En todo el trayecto, yo que quería contemplar el paisaje, pues nada, me sonaba esa onda de los patojos: "órale, simon, sipue, no jodás, p… no chi…" y tema de interés para aprender, nada manito, pero nada que diga uno que valió la pena escuchar a este maistro… puras "pajas". Yo me le quedé mirando un rato vos, 'de repente se corta' dije, y neles. Me miró así con cara de pocos amigos, y luego sonreía a quien le hablaba. Ya no hay "respetación" a los adultos. Le dije: "muchacho, ya cálmese un poco y dígale que le llamará cuando llegue". Como si hubiera hablado al viento. Se fue...

Terminé diciéndole: "me das permiso" y me fui para unos lugares más atrasito. Ya con dolor de cabeza y con esos merequetreques pues el viaje se hizo largo y "feyo".

Pero eso no es nada, dicen que mi jefe, que nos ha dado celulares a todos. Eso sí, no nos regala nada de llamadas, todas te las cobra vos, y eso que la factura se la regalamos: Dicen que dijo que hiciera un "culebra" que mirara todos los recibos para ver con quienes se comunica uno más y cuánto tiempo habla uno con el otro, o la otra. Es que así como están las cosas, creo que no se vale vos. ¿No sólo nosotros pagamos las llamadas y todavía hacerte esto? Y quien lo dijo es de fiar vos, porque ha venido para eso: controlar y rendir informes… ni modo, "así son el vide", dicen los muchachos.

Pues sí. Con esto de los celulares hay tantas tentaciones ahora, te ofrecen planes "dialtiro", diría mi mama, para que hables todo el rato que querrás. Yo digo que por eso es que los muchachos hablan montones y montones de rato. Como "aishta" el tata que paga todo.

No te quiero contar los mensajes que llegan. Hay unos que dicen que me gané unos cuantos miles de quetzales, otros que me gané un carro… saber vos, pero son vivos los que te mandan estos mensajes. Toca de todo vos. De todo.

El otro día me entró un mensaje, justo un domingo que dormía, pensando descansar hasta despertar, pero naa, entro un mensaje que decía algo así: "ya no me llame nunca a este número, por favor". Puchis, lo leí y lo borre de una vez, porque no hay que ser, así no se vale; interrumpirle a uno un ratito de descanso pa decirle eso, me levanté, hice café y le hablé a mi taza: "¿y ahora qué hiciste?", le dije. Por eso en las noches, cuando no estoy de turno en el chance, pongo en vibrador el cel. Así no oigo los mensajes que entran a esa bendita cosa, hasta miedo le tengo.

De repente me llegue un buen mensaje otro día. De repente.