viernes, 27 de mayo de 2011

ya no más...






- Terrible vos, terrible -se oyó decir en la parte de atrás del carro
- ¿Qué fue pue? -contestó la compañera que venía al lado
- Solo mirá como la violencia nos està quitando los espacios de libertad en este país. Hay miedo, impotencia, y quizá hasta olvido, porque hoy le dan tremenda bulla en los medios y ya, mañana, o a la semana se han olvidado de los pobres cristianos…
- Malaya -dijo- es verdad, ¿pero qué podemos hacer? Decime si tenés alguna respuesta…





En esas estábamos en el camino del viaje, escuchando a lo lejos la radio, las noticias que daban.





-subile el volùmen a tu radio paisano -me dijo-, ahora están hablando cabal de eso.





Como una máquina obedecí, le subì el volumen a la radio y cabal, la radio informaba sobre los asesinatos, la opinión de los expertos. De todos lados vos. Salían opiniones de distinto argumento, pero la verdad te deja helado cuando hay una noticia así.






Se nos hizo un nudo en la garganta y callamos por unos minutos durante el trayecto; algo así como cuando te dicen un minuto de silencio por alguna actividad deportiva, o alguna celebración y que debemos recordar a nuestros seres queridos. Un silencio de dolor.





- Muchá, jugaron ustedes alguna vez de "policìas y ladrones"? Ja! Era una fiesta en la escuela, correr y hacerle de policìa o de ladròn. Pero ahora eso no es un juego, es una realidad terrible, triste…




- Callàte vos, eso va más allá de ese juego. Más bien debemos preguntarnos ¿què es lo que ha fallado en esta sociedad? ¿por dónde está el final de este túnel tan negro que hemos diseñado?




- Será la ambición, el poder, el placer, el tener?







Y otra vez el silencio; no era de alegría ese viaje. Era de escalofrío, de inseguridad, de desconfianza. Paramos en una cafetería, nos tomamos un café espeso y seguimos el viaje. Fue refrescante, tranquilizador dejar para atrás no sé que, como que íbamos hacia lo desconocido, como que íbamos a algo seguro… pero quien sabe que hay más adelante…





De repente recobremos otra vez la confianza en nosotros y trabajemos más por la libertad, la alegría, la fiesta, la solidaridad porque éste país si lo merece muchá. Lo merecen los niños que vienen creciendo, los jóvenes que pintan otro paisaje de encuentro, de compromiso y de ofrecerse como voluntarios. Porque de que los hay, los hay.





De repente te apuntás para hacer una mejor sociedad, comenzando por vos mismo… de repente… ¿qué me decís?


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