sábado, 6 de diciembre de 2008

yo te quiero libre



…Sacó la mano de su colcha, un poco conducida por la direcciòn del sonido de la mùsica de salsa que tenía su celular. Era el despertador. Pum, -automáticamente la mano-. Sabe donde poner la mano y parar la música alegre. “Cinco minutos más” -se dijo-, y se volvió a dormir. Esos cinco minutos son suficientes para tomar las energías del día, pensar en lo que hará para estar con los compañeros, las reuniones, las llamadas, revisar el trabajo de todos, saludar rápidamente a cada uno y decirle lo que està pendiente, revisar material… su mente es tan rápida que no le queda tiempo de pensarse asi mismo…

Se levanta despues de darle la vuelta a su dia. Se baña. Todos los días se cambia de ropa, se admira de que ya se acostumbró a llevar las camisas bien arrugadas, por eso no se quita el suéter durante el día. Parece ido, ido. Es una màquina. Revisa un libro, el que está leyendo, se lee dos páginas màs. Mira el reloj y ve que es tarde. No le dio tiempo ni de tomarse el café, ni de desayunar.

Sale a su puerta, mira el sol cada mañana cuando entra al carro y arranca. Le suelta una sonrisa al sol, “buenos días tata”, -le dice- y empieza a bajar el cerro para encontrarse con el bullicio de la ciudad, -se oye más bonito si se dice la “siuda”. Va comiendo la manzana que se jalo a tiempo… se le hace agua la boca. “¿Por lo menos una fruta no?” Cuando llegue al trabajo se tomará el café. “Of course” -se dice-, va escuchando la radio. Hace una mueca y cambia. No puede ser, no dicen nada, no están haciendo lo que acordamos. Piensa en nuevos programas, en cómo hacerlo, en qué cosas decir, en lo bonito que sería de ponerle esa chispa de vida para la gente. Se topa con que parece que no hay quién haga eso, entonces en su mente hay una radio, él mismo es una radio. Tiene su propio formato, su poesía, sus ballenatos, la trova, su canción "hoy ten miedo de mi".

Tiene un repertorio de canciones que hace triste a los corazones, los recuerdos pasados de lo que pudo ser y ya no es… suspira… Son canciones tan pura lata, que hasta duele el corazòn. Sus ojos se humedecen y suelta las lágrimas. Llora un momento… se da cuenta que va manejando, el tráfico es lento, y mira de reojo a ver si no lo han mirado los otros que van al lado.

Se sonrie asimismo y vuelve otra vez a la radio de su mente. “Ahora vamos con el segmento de la trivia,- se dice-, a ver, el que llame ahora se ganarà, se ganarà, se… ¿qué regalo? -se dice-, ¡ya!, lo tengo: se ganará una noche de canciones con este locutor”. Le ofrece cantar con su guitarra, interpretar las mejores canciones de amor, de lucha, de sueños, de vida. Sí, se dice, le cantaré esa que dice "yo te quiero libre… libre con amor…" tararea…

Otra vez vuelve a la realidad, a su realidad, -y se dice-, ¡va! Ya no hay tiempo pa’ cantar. Ha pensando en los momentos aquellos en los que escribìa aquella obra de su vida, de su enojos cuando no le salìan las palabras, o sus dedos no le seguían lo que quería escribir. Era un lío con su mente y sus manos. Hubo veces en que eso era una competencia, haber quien era más rapido, sus manos para escribir o su mente para dictar…

Recordó aquella mañana en que ella le dijo, “¿qué pensás?”, “nada” -dijo así sin màs pensar-, es que siempre parece ido. Pero ya lo que te escuchó decir, lo ha convertido en un capitulo, en un tema, en una canciòn, en una pintura, en una poesía… Como siempre es callado y mudo, pues se lo perdia todo. Eso le hizo tanto daño, el no darse cuenta de que también tenía que hacer feliz a los demás; de ponerles atención, atenderles, acompañarles, ser más expresivo, más cariñoso. Solo se lo pensaba y sentía que no iba a poder, porque siempre lo rechazaron las miles de veces que lo intentó. es más parece que lo odian. lo asesinan con la mirada.

Por eso, tiene prohibido pensar en sí mismo; él está hecho para pensar en los demàs. Cuando piensa en si mismo le dicen “egoísta”… “Ay dolor, me volviste a dar!” -se dijo-, y piso el acelerador para pasar a dos carros que iban màs lentos que él.

Ya llegando a su trabajo, saluda rápidamente a su gente. Abre su oficina, y se da cuenta que el suéter que lleva puesto está al revés. Uff, -se dice,- menos mal nadie lo vio… abre las ventanas y mira el cielo azul. ¡Sé libre pues pueblo mío! -le dice al cielo-, debes ser feliz, el horizonte está abierto para ti. Tararea… “yo te quiero libre”…
Y de repente ella ahora es feliz!

2 comentarios:

Esti dijo...

qué bueno leerte
y encontrarte tras tus palabras..

Fatmah dijo...

Este tema me recuerda a una canción en el que un pueblo quiere libre a su patria "patria chiquita mia"pero el remolino del capitalismo nos absorve....