miércoles, 22 de julio de 2009

el viaje

Hoy me dijeron que se hacía un pequeño cambio en la ruta del cada día. Te vas de viaje para el occidente, me dijeron.

- ¿te podés ir al interior? Me preguntó el jefe.
- Pues yo digo que sí, le contesté. Al fin y al cabo que él sabe que soy del occidente.
- Te vas mañana temprano, llevas a unos turistas con vos; allí en la bolsa hay unos mapas, y te podés fijar en uno que otro lugar para enseñarles… entre todos los trabajadores (remató) te mando a vos, porque por lo que he oído sabés un poquito más de tu país, de tu gente, y no que los otros…(sonó a burla lo que dijo de mis paisanos)
- Ah, pero si me da chance, también les puedo enseñar a ellos que conozcan y amen su país, le contesté con un poco de picardía.
- No te pasés de listo pues, por ahora a seguir trabajando en la ciudad…por cierto, ¿dónde estás ahora?
- Por el porvenir de los obreros, le contesté
- “Ah va, atento a las llamadas pues”… otras veces me dice: “vale, vale”

Seguí avanzando lentamente, como esperando que algún conocido me hiciera el alto y así poder llevarlo. Me dieron ganas de llevarme a aquel anciano que vi caminando lentamente, pero no podía porque si me cachan, pues me lo cobran, o me despiden…

- al diablo, dije. Si me lo cobran, que me lo cobren.

Pero luego pensé

- y que tal si este anciano me dice, déjeme que voy a mi bola… ¿o si le inspiro miedo y desconfianza? ¿Y en eso grita y llama a la policía?!!

Mejor seguí avanzando por la segunda avenida de la zona 1. Atento al radio del taxi. Qué chilero se siente mirar a la gente de la ciudad: Caras alegres, otras caras preocupadas, otros con desconfianza… yo por si acaso, miro a las mujeres. Malaya, qué bonitas son, pero más malaya, ni tiempo tengo para ellas… mejor sólo las miro.

¿No te has fijado que en Guatemala hay mucha juventud? La mayoría de gente que miro caminar, correr, son jóvenes…

De repente me sentí joven… y también caminé un rato con ellos… no me sentí solo este día.

las vueltas en la ciudad


Uno se mueve de un lugar a otro, y siempre nos ubican para recoger al cliente en determinado lugar. Nuestros taxis siempre están a la orden del cliente y de la llamada, por supuesto.

Estaba cerca del aeropuerto y sólo pude ver aquella familia que subió feliz al carro. Yo me perdí ese viaje y me quedé esperando haber si me llamaban para el siguiente. Y nada.

La competencia que hay en el trabajo es enorme, imaginate que el otro día leía que ya hay servicio de taxi sólo para las mujeres; los taxis son conducidos por mujeres. Yo todavía no las he visto circular por las calles, pero sólo con eso, pues ya tenemos competencia, incluso un mensaje indirecto que nos dejan: es más seguro que viaje en un taxi para mujeres.

Dadas las circunstancias en este bendito país, pues me imagino que muchas mujeres optarán por este servicio.

Mi chance es ir y venir de un lugar a otro por esta bendita ciudad, me he fijado que la mayoría de carros, haber, mejor lo pinto así: de 10 carros (cualquier estilo, modelo), 9 llevan sus vidrios polarizados y solamente 1 va “destapado”, como el mío…

Te das cuenta de ese otro mensaje: nos estamos encerrando hasta en nuestro propio carro; ya no basta encerrarnos con la seguridad en la cuadra de la colonia, o a la entrada de la colonia, las cámaras que están por ahí, las alarmas, los pitos (gorgoritos)… y todo el tanate que estamos invirtiendo en “la seguridad”. Pues no hay duda, la seguridad es un negocio, y redondo… ¿quiénes serán los dueños de estas empresas?

Esos carros se imponen (sobre todo si son pick-ups), malaya si les reclamás algo; los taxistas llevamos la peor parte… con esto no te quiero decir que somos los mejores, algunos de nuestro gremio son imprudentes también… sino mirá mi “unidad de taxi”, ya tiene una caricia en el lado derecho, me lo hizo un taxista de la otra empresa. Por supuesto que el jefe me lo cobró… todo el tiempo te están regañando, para ellos (en este caso para el gordo y bigotudo ese que te dije) uno nunca hace nada bien, pero eso es otra historia.

Yo digo que deberían de prohibir esto de los vidrios polarizados. ¿Alguien sabe si hay propuesta de ley en esto? Un día de esos, me dijo una seño: “es que si la ven que va una sola es peligroso uste’…” qué lástima que esto sea así, de verdad…

¿No será mejor trabajar porque todos vivamos en una sana convivencia, armonía, paz? ¿Cuándo tuvimos eso –si es que lo disfrutaron nuestros abuelos, o nuestros antepasados años atrás- y lo perdimos? ¿Cómo vamos a recuperar esos lindos tiempos de tolerancia, respeto a la diferencia?

Mientras iba manejando y pensando en eso, me llamaron para ir a traer a un cliente en una colonia cercana. “estoy cerca” dije, y ruummmm me fui pa’ya’

- a sus órdenes, aquí estoy, ¿pa’ dónde van? Pregunté. Eran dos hermosas princesas.
- ¡¡¡Con nuestro papá, pero apúrele, porque hoy hacemos fiesta!!!

De repente pierdo y de repente gano, así es este trabajo…

miércoles, 8 de julio de 2009

la carrera



-En la vida se pueden sustituir las cosas, los trabajos, pero sustituir a las personas, el cariño de un papá… no sé, contesto él.

Iban en el taxi, les oía contando soledades, madurez o inmadurez –si se puede llamar así- a lo vivido, lo que les espera en los próximos meses de compartir, de trabajar, de entregarse a los demás. .. y se quedaron callados.

“Salga por la san Juan, porfa” me dijo “y se mete por la ciudad de plata, ahí vivo”…
“a sus órdenes” contesté.

Interrumpió el silencio y dijo:
-¿por qué sentís celos?
-no sé, contestó. Creo que es sólo la impotencia de no poder disfrutar con tus hijos como quisieras, sólo los ves por ratitos y de ahí nada más… de repente es mejor dar calidad de tiempo, se contestó con un nudo en la garganta.

Yo te lo digo, porque al cruzar la esquina, cabal la luz de la calle, le dio en el pescuezo, y con el espejo de dentro, le vi la manzana de adán… se puso grueso y lentamente bajó el trago amargo de la soledad…

-¿Pero no te parece que si tus hijos quieren y se sienten queridos por él, por qué ibas a causarles daño?

-Pues si es así, me parece que ya me ganaron hasta en eso…para nada pretendo causarles daño, contestó. Sólo voy a ser responsable en la parte económica, y a gastarme en el trabajo por eso, porque para lo demás… ya perdí.

Me dio pena oír eso, pero por mi mente vinieron todas las historias de papás que conozco. Hay algunos que les vale estar atentos por sus hijos, los que van dejando hijos por ahí; los que golpean a sus hijos, o los maltratan, abusan, pegan…
Este trabajo de taxista que tengo es super grueso, me entero de cosas alegres, tranzas de la gente (de cualquier tipo) o de cosas tristes y dolorosas a veces, como el de ahora…a veces me da miedo.


-No sólo no tengo ya familia, estoy casi a punto de perder el trabajo, y es más me han cambiado definitivamente, porque el nuevo estadio de trabajo no me permitirá compartir mucho con mis hijos… así que volví a perder. Cuando consulté si era conveniente hacer el cambio, me dijeron que lo más importante es el trabajo… “vete” (se oyó desde dentro).

-¿y qué hiciste?
-Encogí mi cola y salí triste.
¿Has visto alguna vez a un chucho de la calle?
Pues sí, así me sentí ese día. Si iba caminando por la acera, me pateaban y echaban.. “quítate, shuco” y me miraban con odio; si iba en medio de la calle, los carros me pitaban o pasaban empujándome… “¡perro de mierda, salíte del camino!” me pasaban gritando. Los niños que estaban en los comedores de la esquina se reían de mí, comían y comían, haciéndome caras, pero nadie me dio un pedacito… menos mal no tenía hambre. Ese día sólo quería buscar un monte, subirme, con fuerza y desde dentro aullar… ¿te imaginás ese cerro, desde donde podés ver la ciudad? Conozco un lugar así, remató con suavidad…

Tuve que interrumpir la tremenda anécdota del señor, y les dije: “llegamos señores…”

-gracias, aquí me quedo yo, el señor sigue… me llamás cuando llegués…
-no te preocupés, yo pago…

-Siga por favor, me dijo
-¿A qué dirección señor? Le pregunté
-¿Puede llevarme a un cerro que conozco? Me dijo… de repente le guste oír a un perro que aúlla por esos lares, y póngame algo de música, de cualquier radio…

Sí señor, contesté, de repente me guste oír a ese perro.

Pisé el acelerador y salí de la ciudad de plata… rumbo al cerro…

jueves, 2 de julio de 2009

taxista

Después de haber presentado mi cv a distintas instituciones, me he quedado con la única que me llamó: la empresa de taxis.

Pues con todas los referencias del caso, porque llamaron a mi antiguo jefe.
Y cómo es él,
En qué lugar lo conoció
De dónde es…

…Y luego la entrevista.

Arreglada la situación de las ventajas y desventajas, acepté ser chofer de taxi.

-¿Y cuál es la ruta que me toca? pregunté.

-¿Conoce la ciudad?, me dijo el jefe (gordo y bigotudo…parece que no es de aquí)

-Un poco, contesté.

-Pues… le toca ir dónde le llamen…

-Ah, y por favor quítese esa boina que lleva puesta; se peina bien, camisa y pantalones bien planchaditos, mejor si lleva corbata, y esta es su chumpa…(por lo grande creo que solo me voy a poner un ratito esa chumpa).

-Puedo llevar ropa bien planchadita, corbata y la respectiva chumpa roja que me da, pero permítame llevar mi boina, le respondí…

Ve, que …., pues no señor!!!

Te imaginás con corbata me voy a ver más cachetón; para evitar la boina, me conseguiré otro sombrerito, de esas que usan los taxistas. ¿Sabés cuáles son?... pues ya me vas a ver…

Así que la boina sólo la llevo puesta cuando estoy en la casa. Pero estoy feliz, porque me dan un carro (casi nuevo) con su número “666” (sí, yo también me asusté cuando vi el número, pero que me queda, ese me toca). Me toca juntar lo del día y entregarlo enterito, a cambio tengo para pagar la escuela de los patojos y lo necesario para seguir viviendo.

De repente te cuento “lo que es” el nuevo trabajo, de repente… mientras espero que llamen para ver quién necesita una “carrera”… (Así le decimos al servicio de taxi)