- Ya, pero te irás acostumbrando, no?
- Bueno, la verdad se agradece porque ya no pagaré alquiler, y más bien me voy para cuidar esa otra casa. Tiene un montón de libros vos, dicen que van a dejar algunos, y yo me los voy a leer toditos vos.
- Ya ves! Y vos todo asustado en cómo vas a estar en esa casa; pero ¿por qué te vas a esa casa pues?
Así iban hablando dos señores que subieron al taxi. Pidieron la carrera de una dirección a otra, así que yo aproveché oirles lo que hablaban. En la radio sonaban algunas canciones tristonas; total, le puse más coco a lo que hablaban estos dos señorones.
- Ya, te entiendo, pero ¿querías estar sólo o no?
- La verdad no, estaba bien fijate. Bueno, eso según yo, pero parece que no era así del otro lado de la cama, parecíamos a aquella canción que dice "pingüinos en la cama". Eso fue hace mucho tiempo vos.
- De plano, y te tocó vivir solo pue
- Sí, pero hubo de todo en estos cuatro años, como te decía: sueños, alegrías, tristezas y tremendas depresiones. Siento que he cambiado, que ya no soy el mismo. Algo hizo que ya no sea el mismo de hace unos años.
- Pues uno cambia vos, claro que ya no somos lo mismo después de haber vivido lo que tuvimos. Pero estás contento porque, como vos decís, eso fue hace mucho tiempo. ¿cómo te conseguiste esa casa?
- Conseguiste será, no te digo pues, que no es mía, los patrones dicen que me la dejan, porque se van y quieren que yo se las cuide; eso en estos tiempos, pues se agradece vos. Así que voy a cuidarla para que cuando vengan ellos y quieran retomar su lugar, pues se los voy a tener bien cuidada, eso espero vos…
- Ah, pues sí, la tenés que cuidar como que fuera tuya vos.
- Yo digo que sí vos, por si acaso iré guardando lo que pagaba en alquiler de la casa que tenía, eso para hacerle los arreglos que vaya a necesitar esa casa. ¿Crees que es buena idea esa vos?
- Pues yo digo que si, porque siempre ayuda a tener contenta a la gente vos, siempre…
Estaba claro lo que hablaban estos dos señores. Malaya, empecé a hacer cuentas de cuántas familias no tienen casa en este país; cuántos viven en hacinamiento y en condiciones muy inhumanas. Me rasqué la cabeza, me compuse la gorra negra que llevaba puesta en esa cabezota y seguí manejando…
- No, porque durante la semana me he ido llevando poco a poco las cosas que necesito. Algunas cosas que me quedan ya muy apretadas pues las he dejado.
- Sí verdad vos, cuando uno cambia de casa, pues le toca a uno escoger lo que realmente necesita. Aunque le guarda uno cariño a alguna de las cositas y siempre termina llevándoselas vos.
- Es cierto, pero yo soy de los que piensa que es mejor desprenderse de las cosas materiales, y que lo más importante es estar bien con uno mismo y otras pues se quedan en el recuerdo vos, en la mente, o en el corazón.
- Eso, estar bien con uno mismo
- Ya ves, dejo la tristeza, la soledad, las heridas y lo que fui, para reconstruir de nuevo la vida, mi vida
- Buen comienzo vos, buen comienzo, pero ya, prepará esa guitarra, porque estamos llegando a la nueva casa, tu nueva casa.
- Si vos, por lo menos nos echaremos unas canciones para emborrachar al corazón, ¿querés?
Pagaron y entraron a la casa; yo digo que era en ese lugar, porque dieron esa dirección para el viaje. El don iba con un su morral lleno de chivas, alcancé a verle unas flautas de madera, un pitizío (así le dicen en el salvador a ese muñeco), unas témperas, pinceles y un tablero de ajedrez. El otro don llevaba la guitarra en el hombro y un sombrero, de aquellos que se ven en mi pueblo; los que usa el pueblo.
Me fui para esperar el siguiente viaje, en el camino iba pensando en lo que este señor iba diciendo: le toco alegrías, tristezas, soledades. Vaya película que nos hacemos de la vida; cuántos aciertos y desaciertos no tenemos en este breve paso que hacemos en esta historia. Iba diciendo que comenzaba de nuevo -reconstruir de nuevo la vida-, y eso solo se puede hacer desde la experiencia. Ojalá le vaya mejor, ojalá y de repente me lo encuentre otra vez, aunque sea solo para oirle
De repente...
2 comentarios:
Que se le va hacer, es la vida y está llena de cambios constantes, no queda más que aceptar y saber llevar cada cosa que se nos presenta. Es una historia triste para ese señor y ojala que pueda reconstruir su vida y seguir adelante con una nueva visión.
Taxista, estoy segura que el cambio central no es la nueva casa, sino la nueva vida...habra duelos que vivir, pero también la posibilidad de reconstruir....como el Ave Fénix, de las cenizas.
Me recuerdo de la oración de San Francisco...serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar...valor para cambiar aquellas que puedo...
Pónga mucho ánimo, corazón a la autoestima, no se me abandone, que es una gente linda, con mucho por dar...y que podrá recomenzar, volver a sonreir y ser feliz.
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