El otro día hice el viaje del aeropuerto al centro de la ciudad. Venía una amiga de Colombia.
-gracias Señor por venir a por mí
-es el trabajo seño, no se preocupe, estamos pa' servir.
-bonita Guatemala, verdad?
-pues, para serle sincero, sí, pero también depende de que lado se mire…
-eso, tiene razón señor, lo que se lee en los periódicos no es nada halagador
-sí, así como usted ve, esta ciudad se mueve entre la vida y la muerte; la verdad y la mentira; el dolor y el amor; la tristeza y la alegría. Es una dialéctica esto de la construcción social
-si que se sabe usted adornar señor (se le oye bonito cuando dice señor), para entender la vida desde esa filosofía
-cabal, son los años que nos pone este libro de historia humana ante los demás, y ante nosotros mismos; sin embargo, este oficio, el de taxista, me ha enseñado esto mismo que le digo. Además, me imagino que un campesino se lo dirá de otra manera… la vida dura; y no se crea que me estoy inventando esto, porque parece un existencialismo absurdo...
-mmmmmmmm, -dijo- Mientras miraba hacia afuera los edificios de la zona 9, para adentrarnos en la zona 1.
Vi que traía un libro en sus manos...
-y de qué trata ese libro que usted tiene en sus manos seño?
-son testimonios de la guerra que vivimos en mi país… se llama "el cielo no me abandona"
-me dejará hojearlo cuando lleguemos al lugar donde la deje?
-si señor...
Llegamos al hotel y me dio el libro. Antes de eso le propuse que podíamos hacer el cambio del libro por otro que yo tenía -y que cabal, yo había concluido en uno de esos días-. El libro estaba en la guantera, del señor Vargas Llosa "travesuras de la niña mala". La verdad esta novela es como la reflexión de lo bueno o malo que tiene el hombre o la mujer. De repente tenemos las dos cosas en eso que llamamos nuestra personalidad, y hay uno que pesa más que el otro… (interesante novela, yo la recomiendo para una lectura de fin de semana) Ella se me quedó mirando a los ojos y dijo, es un buen cambio…
Palabra, buen libro el queme dio. El fin de semana, no salí a trabajar y me lo leí. Tengo una butaca, que me regalo un señor de la aldea, y desde ese rinconcito conversé con las víctimas del conflicto armado de Colombia. 20 testimonios que me dejaron en el rotundo silencio de "eso de prestar la memoria". Es un libro testimonial, donde los mismos protagonistas se convierten en escritores y nos trasladan su historia de dolor, lucha, esperanza, llanto. Tremendo. Se respeta, se eleva una plegaria al Creador/Formador -como dice el pueblo maya- para que la justicia sea posible en ese bendito país. no hay duda, también trabajan por "un nunca más" a través de la pedagogía de la verdad.
El libro me sirvió para pensar en los casos paradigmáticos que Guatemala tiene para ir recuperando el sistema de justicia. Han dictado sentencia en el caso 2RR -Petén-; está en camino el caso de Rabinal... ¿tantos años para que la justicia reconozca, aplique y cumpla con su mandato de dictar sentencia? No hay duda que este trabajo de muchos años merece el reconocimiento de las personas que, a pesar de los años y muchos, no dejaron de seguir insistiendo en esta lucha de la verdad.
Cuando cerré el libro, y me disponía a dejarlo en el lugar que le corresponde, al lado del REMHI, de la CEH, la verdad bajo la tierra, el centauro: el recurso del miedo… sentí que mis lágrimas caían sobre el libro que tenía en mis manos… y también pensé en las más de 45 mil personas desaparecidas en este pedazo de tierra.
Las familias tienen el derecho de saber la verdad. Saber dónde han quedado -o dejaron- a sus seres más queridos, para darles uns sepultura digna…
De repente, de repente... el cielo lo mira todo...
-gracias Señor por venir a por mí
-es el trabajo seño, no se preocupe, estamos pa' servir.
-bonita Guatemala, verdad?
-pues, para serle sincero, sí, pero también depende de que lado se mire…
-eso, tiene razón señor, lo que se lee en los periódicos no es nada halagador
-sí, así como usted ve, esta ciudad se mueve entre la vida y la muerte; la verdad y la mentira; el dolor y el amor; la tristeza y la alegría. Es una dialéctica esto de la construcción social
-si que se sabe usted adornar señor (se le oye bonito cuando dice señor), para entender la vida desde esa filosofía
-cabal, son los años que nos pone este libro de historia humana ante los demás, y ante nosotros mismos; sin embargo, este oficio, el de taxista, me ha enseñado esto mismo que le digo. Además, me imagino que un campesino se lo dirá de otra manera… la vida dura; y no se crea que me estoy inventando esto, porque parece un existencialismo absurdo...
-mmmmmmmm, -dijo- Mientras miraba hacia afuera los edificios de la zona 9, para adentrarnos en la zona 1.
Vi que traía un libro en sus manos...
-y de qué trata ese libro que usted tiene en sus manos seño?
-son testimonios de la guerra que vivimos en mi país… se llama "el cielo no me abandona"
-me dejará hojearlo cuando lleguemos al lugar donde la deje?
-si señor...
Llegamos al hotel y me dio el libro. Antes de eso le propuse que podíamos hacer el cambio del libro por otro que yo tenía -y que cabal, yo había concluido en uno de esos días-. El libro estaba en la guantera, del señor Vargas Llosa "travesuras de la niña mala". La verdad esta novela es como la reflexión de lo bueno o malo que tiene el hombre o la mujer. De repente tenemos las dos cosas en eso que llamamos nuestra personalidad, y hay uno que pesa más que el otro… (interesante novela, yo la recomiendo para una lectura de fin de semana) Ella se me quedó mirando a los ojos y dijo, es un buen cambio…
Palabra, buen libro el queme dio. El fin de semana, no salí a trabajar y me lo leí. Tengo una butaca, que me regalo un señor de la aldea, y desde ese rinconcito conversé con las víctimas del conflicto armado de Colombia. 20 testimonios que me dejaron en el rotundo silencio de "eso de prestar la memoria". Es un libro testimonial, donde los mismos protagonistas se convierten en escritores y nos trasladan su historia de dolor, lucha, esperanza, llanto. Tremendo. Se respeta, se eleva una plegaria al Creador/Formador -como dice el pueblo maya- para que la justicia sea posible en ese bendito país. no hay duda, también trabajan por "un nunca más" a través de la pedagogía de la verdad.
El libro me sirvió para pensar en los casos paradigmáticos que Guatemala tiene para ir recuperando el sistema de justicia. Han dictado sentencia en el caso 2RR -Petén-; está en camino el caso de Rabinal... ¿tantos años para que la justicia reconozca, aplique y cumpla con su mandato de dictar sentencia? No hay duda que este trabajo de muchos años merece el reconocimiento de las personas que, a pesar de los años y muchos, no dejaron de seguir insistiendo en esta lucha de la verdad.
Cuando cerré el libro, y me disponía a dejarlo en el lugar que le corresponde, al lado del REMHI, de la CEH, la verdad bajo la tierra, el centauro: el recurso del miedo… sentí que mis lágrimas caían sobre el libro que tenía en mis manos… y también pensé en las más de 45 mil personas desaparecidas en este pedazo de tierra.
Las familias tienen el derecho de saber la verdad. Saber dónde han quedado -o dejaron- a sus seres más queridos, para darles uns sepultura digna…
De repente, de repente... el cielo lo mira todo...
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