martes, 26 de junio de 2012

el maestro de obras


A las maestras y los  maestros...
Estos días somos testigos de la tremenda dificultad que hay en el consenso y búsqueda de mejores soluciones para hablar de la calidad educativa. Los patojos  dicen que quieren “calidad y no cantidad”
Hay  distintas interpretaciones de lo que significa “calidad”. Yo mejor ni digo qué, porque me van a decir que no le atino, pero de lo que estoy seguro y quiero es que mi hijo lea bien, que le guste, que comprenda lo que está leyendo, que me lea una historia o un cuento y que me pueda resumir lo que ha leído… ni modo, en la casa me toca animarlo a estudiar, a revisar con él las tareas, el trabajo que le dejan en la escuela; porque, en esos porqués, a pesar de que llego bien jodido con todo el santo día de trabajo, pues me toca estar con él para revisar sus tareas, porque si no ¿para qué decidí tener mi patojo pues…?
El maestro hoy en día, es el que ayuda a formar a ciudadanas y  ciudadanos para que nuestra comunidad mejore con  las nuevas ideas que se comparten y practica en el aula. Pero también es como imaginarnos que esta sociedad, o este país, o este departamento sea la gran escuela: aquí todos estamos aprendiendo a compartir, a respetarnos, a desarrollar el pensamiento y a conducirnos con libertad en la calle, en el trabajo, en la casa… malaya, escuelita que tenemos: deteriorada, que se le caen ya los techos, que no tenemos sillas para descansar, que no hay botes para echar la basura… esta escuela, como dijo mi tío, “nues escuela vos”; pero eso sí, “vamos a condecorar a los mejores maestros y maestras…” ¿se lo merecen de verdad? No sé, tal vez sí, tal vez no…
La escuela que es este país, ¿tiene las maestras y maestros que necesita? Como decía un amigo el otro día: “¿en dónde se descompuso esto de la educación? Quién tiene la culpa, el maestro, el estudiante, el padre de familia, o el Estado?”
Le decimos maestro al albañil; maestro al carpintero, al sastre, al zapatero… y como dijo mi amiga, en otros lados le dicen: “experto local”, porque sabe –o saben- su oficio. Decirle maestro al maestro que no solo ayuda a leer y escribir, a sumar uno más uno, sino al que me ayuda a ser critico y que analice conmigo los problemas de este país, es pues un bonito recuerdo para asegurar el mañana; es el que no pierde su tiempo en el aula o en las distintas actividades…
Que ‘diapetate’, los ‘dipucacos’ estaban pidiendo una reunión con la ministra y los estudiantes para preguntarles por qué llevan ya más de un mes de no recibir clases… pero si ellos son los que menos deben cuestionar; ellos ya llevan 6 meses en ese sillón fino, con unos cuarenta mil tucos (de viáticos que se llevo una de ellas para el otro lado del charco…), y ni siquiera han avanzado en leyes que de verdad tengan que ver con el desarrollo social del país: ‘neles’, así no. No se vale. Y por más que decimos que se están hartando la plata de nosotros –a los que siempre joden con los impuestos- nos miran a la cara y se ríen de nosotros… me imagino la cara de uno de ellos, o dos de ellos, -que conozco bien- que querrán gritarme –ojalá sea solo eso- solo por decirles que “mano, deja de estar hueveando y haraganeando”… esos son “maistros”  (disculpas por los meros maestros de la escuela) de la impunidad, o como dice la cuña de radio “están en su buen negocio”… 
Yo por lo menos, sigo ganándome los frijolitos con cada ‘jalon’, o viaje que hago a la paisanada de aquí para allá… por cierto, el otro día me llamaron para pedirme un viaje especial: ir al aeropuerto a traer a dos chavitos que vienen a ver a su tata, dice. Claro que sí mi rey le dije a la doña, yo voy para traerlos…
Pero no nos despistemos, lo que te decía.
La verdad es que echándole la culpa al Estado nos lavamos las manos; es mejor decir que quienes tienen la culpa han sido los que han estado en esos cargos de la educación: los ministros, viceministros, o ex de esos puestos pues; porque no se vale que uno que ha estado ya dentro de ese sistema “de trabajo” critique lo que no pudo hacer adentro; o lo que es peor, no tuvo coraje para denunciar lo que le parecía “el negocio del siglo”. De algo que si estoy  seguro, que elevar la calidad educativa beneficiará a las nuevas generaciones,  educarlos para prepararlos bien en la vida; porque también estoy seguro que las y los maestros  que salgan en adelante, acompañarán “puro calidad al pueblo”, como se lo merece.
Si, queda mucho por ver en los próximos años, que los maestros tengan buen salario; que tengan tiempo para estar en la escuela y que porfa, pero porfa, pongan su creatividad para animar, motivar, y enseñar a las y los nuevos... Porque no se vale que me quede esperando a que todo lo resuelva el  “papa Estado” –que también tiene su responsabilidad- pero que también cada maestra y maestro debe ser  mejor cada día para los patojos… ni modo, más de alguno me va a reclamar: “como vos no caminás tres o cuatro horas para llegar a la escuela…” (yo como sigo caminando, pues de plano que no me afectará ese discurso).
A los maestros que de plano nada de nada, ni modo, muchá levanten ya cabeza, -decía mi papá-, para que hagamos un trabajo que ayude a este país a avanzar y no a retroceder, porque no se vale que hundamos cada vez más a los que vienen detrás de nosotros…
Así que al hablar del día del maestro, y porque de plano muchos, jóvenes no recuerdan lo que paso en aquellos años para dejar el día del maestro, lo del asesinato de la maestra “María chinchilla”, y que cinco días días después obligó a que el presi aquel renunciara. ¿Te acordás de quién se trataba?. Ojalá tan siquiera lo hablen este día o mañana en la escuela, y no que solo protesten porque no hubo una semana de vacaciones (no estaba permitido, pero algunas escuelas se pelaron…). sino de los que de verdad siguen luchando por un mejor país.
 Me quito el sombrero por aquellos maestros y maestras que se fajan para que las niñas y niños salgan bien preparados. Son pocos, poquísimos, ya lo sé, pero que hay. Aunque sean unos pocos, mis respetos y mi solidaridad porque están haciendo, con su labor, un gran país, con hombres y mujeres que sueñan con equidad, tolerancia y justicia… ellas y ellos quieren un país-sano, por eso son paisanas y paisanos…
De repente me encontraré ahora con ellas y ellos, de repente.
...todo eso iba pensando cuando fui a ver al “maestro de obras” que no llegó a su trabajo; toqué la tierra y me regresé al taxi, para seguir con el viaje de la vida, en la calle, con el pueblo… feliz día del maestro será, -dije y me fui de esa obra...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un maestro o una maestra nos enseñó a leer y otros en la vida, nos van enseñando a vivirla....ese es el reto...enseñar para la vida....con identidad, justicia y libertad.
Saludos taxista