Hace un par de días me llamaron para hacerme la propuesta:
“te vendo mi moto” (…)
Ajá (…)
Casi nueva (…)
Total, nunca fui a ver la bendita moto.
El otro día probe otra moto. De subirme a ella (o en ella), para echarme un “mi colaso” (o colazo) en la calle…Estaba algo viejita (la moto) y no me gustó mucho…
También le dije al hombre que no la podía comprar; que tenía que hacerle arreglos, que esto otro… que no me salía bien la compra. ‘Eyceitera, eyceitera…’ Creo que se enojó por no comprársela. Cómo es la gente verdad, si no hay un compromiso de palabra dada, pues no hay problema… por qué entonces se enoja. Las gentes y sus cosas.
Eso del par de días y lo del otro día es sólo un recurso en la redacción. Fue en uno de esos montones de días. Porque las ganas de comprar la moto la tengo desde hace unos dos o tres años, o más quizá…
La verdad, nunca pierdo la oportunidad de entrar a una tienda de motos, para montar una y otra vez los estilos. “¡Qué calidá!” “puro calidad de motos”. Pregunto los precios y luego me encojo por dentro porque es sólo una ilusión la que tengo en querer comprar una moto.
Voy por las calles y veo a los motoristas que pasan por mi camino: lleva el mensaje (rapimandados), la pizza (cualquiera), el pollo (pa’ que te cuento, el campero: tierno jugoso y crujiente. Ay! como extraño ese pollo…), la comida china (el chinito veloz), el que abre las chapas de carros (de los que estàn autorizados pue’), el de la farmacia (increible!), el mensajero de la empresa x, el poli, el de ‘seguridá’… el ratero o los rateros… tremendo todo.
Motos hay para todos los gustos y necesidades; hay de todos los estilos. En algunas motos van hasta cuatro. Es un peligro, deveras, va la familia montada en esa moto que es de 125 cc. Pues no le queda de otra al pueblo, si es el vehículo que tiene para regresar a casa o ir al trabajo. Es arriesgado, pero así se mueven muchos en este bendito país.
Te has dado cuenta que hay cuates que llevan el casco en la mano o amarrado al timón. Es que “no hay que ser…” diría cantinflas. ¿Y si despuès –no lo quiera Dios- te tira un carro, un camión?
Hay tanta imprudencia que siempre pasa algo grave con los “motorizados” estos: los tira un carro, les roban la moto, o ellos se le cruzan a uno… es tremendo, tremendo, tremendo…¡¡URGE MOTO CAR!! (Sipués, ya me hicieron caso…)
Me he resistido a la moto. Razón, alguien me dijo: “quiero envejecer con vos y aprovechar viajar en moto para conocer los lugares que no conocemos. Irnos en plan descanso”… yo dije que así será… y ya ves, estoy solo; me empiezan a salir las canas; aquello sólo fue una ilusión.
Esa quizá es la razón del por qué no he comprado la moto…
Ya se, ya se. Es tonto de mi parte, porque antes de conocerla a ella, yo ya andaba en moto: corria con el pueblo en moto; iba donde el pueblo en moto, subia y bajaba montañas, carreteras y veredas; nos mojamos juntos, cruzamos ríos, vi lunas, soles, animalitos que se me atravesaron…
Recuerdo que me caí un 13 de mayo. ¡Por la gran púchicas!… cachimbazo, me dolio todo el cuerpo. Pensé que iba a saltar igual que mi corazón en ese momento, pero el tronco me dijo “neles”. Única caída de emoción, sueños, recuerdos, hamacas… es que iba pensando en todo lo bonito de la vida con el pueblo aquel.
También recuerdo que en un lugar apartado, de esos de “por ahi”, el cielo se puso gris; bien gris que daba miedo y de repente se puso a llover… de plano que vio mi corazón –me dije en ese rato- porque yo tambièn lloré… dejé que me bañara con su lágrima, como yo bañé a mi corazón de mis lágrimas.
Ya vez, por muchos años, la moto fue mi compañera de vida. Ella y yo éramos un solo cuerpo en aquellos años… entonces no sé por qué no la he comprado todavía…
De repente la compro este año, y así para podré hacer la caravana del zorro el próximo año… aprovecharé a pedirle al moreno su bendición. No creas que es hacia esquipulas donde va a ir mi caravana… es allà donde el pueblo. Dónde está el verdadero moreno: el pueblo.
Con casco, moto y mi pañuelo en el pescuezo… cómo tengo nostalgia de esos tiempos bonitos en mi moto. Ahora ya no es igual; de repente. Ya vas a ver… de repente será bonito otra vez…
“te vendo mi moto” (…)
Ajá (…)
Casi nueva (…)
Total, nunca fui a ver la bendita moto.
El otro día probe otra moto. De subirme a ella (o en ella), para echarme un “mi colaso” (o colazo) en la calle…Estaba algo viejita (la moto) y no me gustó mucho…
También le dije al hombre que no la podía comprar; que tenía que hacerle arreglos, que esto otro… que no me salía bien la compra. ‘Eyceitera, eyceitera…’ Creo que se enojó por no comprársela. Cómo es la gente verdad, si no hay un compromiso de palabra dada, pues no hay problema… por qué entonces se enoja. Las gentes y sus cosas.
Eso del par de días y lo del otro día es sólo un recurso en la redacción. Fue en uno de esos montones de días. Porque las ganas de comprar la moto la tengo desde hace unos dos o tres años, o más quizá…
La verdad, nunca pierdo la oportunidad de entrar a una tienda de motos, para montar una y otra vez los estilos. “¡Qué calidá!” “puro calidad de motos”. Pregunto los precios y luego me encojo por dentro porque es sólo una ilusión la que tengo en querer comprar una moto.
Voy por las calles y veo a los motoristas que pasan por mi camino: lleva el mensaje (rapimandados), la pizza (cualquiera), el pollo (pa’ que te cuento, el campero: tierno jugoso y crujiente. Ay! como extraño ese pollo…), la comida china (el chinito veloz), el que abre las chapas de carros (de los que estàn autorizados pue’), el de la farmacia (increible!), el mensajero de la empresa x, el poli, el de ‘seguridá’… el ratero o los rateros… tremendo todo.
Motos hay para todos los gustos y necesidades; hay de todos los estilos. En algunas motos van hasta cuatro. Es un peligro, deveras, va la familia montada en esa moto que es de 125 cc. Pues no le queda de otra al pueblo, si es el vehículo que tiene para regresar a casa o ir al trabajo. Es arriesgado, pero así se mueven muchos en este bendito país.
Te has dado cuenta que hay cuates que llevan el casco en la mano o amarrado al timón. Es que “no hay que ser…” diría cantinflas. ¿Y si despuès –no lo quiera Dios- te tira un carro, un camión?
Hay tanta imprudencia que siempre pasa algo grave con los “motorizados” estos: los tira un carro, les roban la moto, o ellos se le cruzan a uno… es tremendo, tremendo, tremendo…¡¡URGE MOTO CAR!! (Sipués, ya me hicieron caso…)
Me he resistido a la moto. Razón, alguien me dijo: “quiero envejecer con vos y aprovechar viajar en moto para conocer los lugares que no conocemos. Irnos en plan descanso”… yo dije que así será… y ya ves, estoy solo; me empiezan a salir las canas; aquello sólo fue una ilusión.
Esa quizá es la razón del por qué no he comprado la moto…
Ya se, ya se. Es tonto de mi parte, porque antes de conocerla a ella, yo ya andaba en moto: corria con el pueblo en moto; iba donde el pueblo en moto, subia y bajaba montañas, carreteras y veredas; nos mojamos juntos, cruzamos ríos, vi lunas, soles, animalitos que se me atravesaron…
Recuerdo que me caí un 13 de mayo. ¡Por la gran púchicas!… cachimbazo, me dolio todo el cuerpo. Pensé que iba a saltar igual que mi corazón en ese momento, pero el tronco me dijo “neles”. Única caída de emoción, sueños, recuerdos, hamacas… es que iba pensando en todo lo bonito de la vida con el pueblo aquel.
También recuerdo que en un lugar apartado, de esos de “por ahi”, el cielo se puso gris; bien gris que daba miedo y de repente se puso a llover… de plano que vio mi corazón –me dije en ese rato- porque yo tambièn lloré… dejé que me bañara con su lágrima, como yo bañé a mi corazón de mis lágrimas.
Ya vez, por muchos años, la moto fue mi compañera de vida. Ella y yo éramos un solo cuerpo en aquellos años… entonces no sé por qué no la he comprado todavía…
De repente la compro este año, y así para podré hacer la caravana del zorro el próximo año… aprovecharé a pedirle al moreno su bendición. No creas que es hacia esquipulas donde va a ir mi caravana… es allà donde el pueblo. Dónde está el verdadero moreno: el pueblo.
Con casco, moto y mi pañuelo en el pescuezo… cómo tengo nostalgia de esos tiempos bonitos en mi moto. Ahora ya no es igual; de repente. Ya vas a ver… de repente será bonito otra vez…
2 comentarios:
Que bonitos recuerdos pueblo, yo adoro las motos, en los tiempos del cole tenia un amigo y me gustaba salir con él por los paseos en moto ,volabamos en esa moto,ahora solo es un recuerdo y no volverá porque él esta en el cielo o en un lugar muy especial.Bueno esos recuerdos jamás volveran a ser iguales pero ha continuar con todo lo que nos llena de emoción y a comprar esa moto pueblo.
sí, qué bonitos recuerdos..
y qué bonita forma de reconstruírlos..
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