Hoy me han dado hospedaje regalado en una comunidad. La cama, el desayuno y un bañito con agua fría. No hace falta el agua caliente, porque todo aquí es caliente.
Había un espejo ahí cerca. Me vi la panza. Púchicas, me dije, ¡estoy panzón!. Soy una lazo con nudo. Increíble, nunca en todos mis años he estado tan gordo como ahora. Con este ritmo voy a ir engordando y engordando me dije. No hay duda, estoy bien. ¡Hasta cachetón estoy!
Mientras me miraba en el espejo, pasaron por mi mente las miles y miles de personas que en este puto país les hemos dado la bienvenida a formar parte del gremio de los pobres. Más de 700,000 personas pobres para este año, y remata el texto… “a extrema pobreza”. Sólo tienen un dólar para pasar el día a día. Imagináte ese cuadro. Ya ni usan el quetzal, sino que te dicen dólar…
Hay unos tremendos informes del PNUD sobre desarrollo humano y esas cosas. Un dineral que se gastarán para pagarles a los expertos que nos van a decir que este país es más pobre. Y tremendas laracas, laracas, laracas de cosas que hacen…yo por si acaso me he bajado el libro por Internet y he empezado a “ojearlo” (porque no se puede decir hojearlo, verdad? Porque no pasas las hojas como cuando te lees un libro…malaya “pasión por leer”. Es un decir, no para que te lo tomés de manera radical pues…)
Y conste que la pobreza de mi gente, de mi pueblo, no tiene nada que ver con su lucha del día a día. Es decir, no son perezosos; ellos y ellas trabajan duro cada día. Se levantan a las cuatro de la mañana, se acuestan a las ocho o nueve de la noche… y así toda la semana; no hay duda que cuando chupan (güaro) el fin de semana es para espantar un poco las penas, o de repente el cansancio, o de repente para imaginarse una “buena vida”. Sí, lo malo es que sólo ellos chupan, y a la señora o la mujer la dejan en casa arreglando el día a día, cuidando a los patojos. Ellas también tienen derecho a su espacio para imaginarse una “nueva vida”: no más maltrato, golpe, violaciones, abusos. Su risa es de nostalgia y esperanza.
Por lo tanto, la pobreza no es porque uno no trabaje, sino porque lo están explotando. Y vaya manera de verlo. Sobran los ejemplos. Mejor ni te los cito, miralo vos mismo/a. La verdad, prefiero la vida del campo que el de la “siuda’”.
Medio me sacudí el pelo (tengo poco, me estoy quedando más calvo), para salir corriendo de la casa y encontrarme con un anciano. Estoy escribiendo sobre la vida de él. Me lo ha pedido y yo he aceptado… ahí vamos poco a poco…
¿Te ha pasado que cuando te has visto en el espejo y te das la vuelta se te olvida como sos?. Pues eso me pasó. Apenas terminé de verme y pum… me dí la vuelta rápido para verme otra vez (bueno, es otro de los males: empiezo a perder la memoria). Y me dije “¿peor si esta gordura es de desnutrición?”. Y me fui pensando en el hambre, en la enfermedad y en la muerte lenta de mi pueblo…
Yo tengo cabal para vivir dignamente, pero el pueblo no. Como me gustaría que el pueblo tenga lo justo y necesario para vivir también. Voy a lanzar esta campaña en radio: los 50 quetzales para el vino, regálelo para comprar alguito de comida para una familia pobre. Que tal si decimos: “en lugar del vino, vino la comida”
De repente… de repente me dije y entré a la casa del anciano…
Había un espejo ahí cerca. Me vi la panza. Púchicas, me dije, ¡estoy panzón!. Soy una lazo con nudo. Increíble, nunca en todos mis años he estado tan gordo como ahora. Con este ritmo voy a ir engordando y engordando me dije. No hay duda, estoy bien. ¡Hasta cachetón estoy!
Mientras me miraba en el espejo, pasaron por mi mente las miles y miles de personas que en este puto país les hemos dado la bienvenida a formar parte del gremio de los pobres. Más de 700,000 personas pobres para este año, y remata el texto… “a extrema pobreza”. Sólo tienen un dólar para pasar el día a día. Imagináte ese cuadro. Ya ni usan el quetzal, sino que te dicen dólar…
Hay unos tremendos informes del PNUD sobre desarrollo humano y esas cosas. Un dineral que se gastarán para pagarles a los expertos que nos van a decir que este país es más pobre. Y tremendas laracas, laracas, laracas de cosas que hacen…yo por si acaso me he bajado el libro por Internet y he empezado a “ojearlo” (porque no se puede decir hojearlo, verdad? Porque no pasas las hojas como cuando te lees un libro…malaya “pasión por leer”. Es un decir, no para que te lo tomés de manera radical pues…)
Y conste que la pobreza de mi gente, de mi pueblo, no tiene nada que ver con su lucha del día a día. Es decir, no son perezosos; ellos y ellas trabajan duro cada día. Se levantan a las cuatro de la mañana, se acuestan a las ocho o nueve de la noche… y así toda la semana; no hay duda que cuando chupan (güaro) el fin de semana es para espantar un poco las penas, o de repente el cansancio, o de repente para imaginarse una “buena vida”. Sí, lo malo es que sólo ellos chupan, y a la señora o la mujer la dejan en casa arreglando el día a día, cuidando a los patojos. Ellas también tienen derecho a su espacio para imaginarse una “nueva vida”: no más maltrato, golpe, violaciones, abusos. Su risa es de nostalgia y esperanza.
Por lo tanto, la pobreza no es porque uno no trabaje, sino porque lo están explotando. Y vaya manera de verlo. Sobran los ejemplos. Mejor ni te los cito, miralo vos mismo/a. La verdad, prefiero la vida del campo que el de la “siuda’”.
Medio me sacudí el pelo (tengo poco, me estoy quedando más calvo), para salir corriendo de la casa y encontrarme con un anciano. Estoy escribiendo sobre la vida de él. Me lo ha pedido y yo he aceptado… ahí vamos poco a poco…
¿Te ha pasado que cuando te has visto en el espejo y te das la vuelta se te olvida como sos?. Pues eso me pasó. Apenas terminé de verme y pum… me dí la vuelta rápido para verme otra vez (bueno, es otro de los males: empiezo a perder la memoria). Y me dije “¿peor si esta gordura es de desnutrición?”. Y me fui pensando en el hambre, en la enfermedad y en la muerte lenta de mi pueblo…
Yo tengo cabal para vivir dignamente, pero el pueblo no. Como me gustaría que el pueblo tenga lo justo y necesario para vivir también. Voy a lanzar esta campaña en radio: los 50 quetzales para el vino, regálelo para comprar alguito de comida para una familia pobre. Que tal si decimos: “en lugar del vino, vino la comida”
De repente… de repente me dije y entré a la casa del anciano…
1 comentario:
gracias, pueblo.
por pensar en todo esto.
por escribirlo.
osea, por ser tú.
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